¡Por fin! Es increible que la misma mañana en la que tengo la tripa revolucionada por mi escapada a Perú, haya probado al fin sus besos. No sé muy bien qué me esperará a la vuelta de este extraordinario viaje pero... me voy con una enorme sonrisa en la boca.
La verdad es que no me puedo creer lo que ha sucedido esta mañana, quizás sólo haya tenido alucinaciones por culpa del alcohol, pero espero que no haya sido así. ¡Qué afortunada me siento!
No sé, quizás dentro de veinte días queramos borrar lo acontecido, pero de momento ya he sido capaz de darle un abrazo de los de verdad, sin urticaria.
Yo estoy feliz, pase lo que pasa, porque vuelvo a sentir mariposas en la tripa y se me atragantan las palabras cuando estoy cerca de él.
Y me basta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)